El saber de la Ciudad: Las líneas de la Ciudad

Fundación

Al cabo de veinte años de aportes a la vida cultural, académica, científica y empresarial de su país, la Ciudad se ha propuesto ampliar y enriquecer su impacto en la vida nacional. Con ese fin, tras un proceso de diálogo que reunió a directivos, clientes, usuarios y aliados, estableció su Estrategia 2018 – 2028, que tiene por objetivo contribuir a la creación de una sociedad próspera, equitativa, sostenible y democrática. Para alcanzar ese objetivo, además, la Ciudad se propuso constituirse en una comunidad innovadora que, desde una perspectiva humanista, ponga los recursos de la ciencia, la academia, la cultura y la empresa al servicio del cambio social.

Todo lo dicho cabe en 110 palabras. Sin embargo, su sencillez aparente nos remite a la decisión de encarar problemas de gran complejidad. Uno de ellos consiste en poner a la Ciudad en capacidad de alcanzar el objetivo que se plantea. Otro, en lograr ese objetivo en colaboración con su sociedad. Y otro más, en hacer todo eso en un mundo que transita de un estado de civilización a otro, a lo largo de un proceso que nos plantea a todos grandes riesgos, y grandes oportunidades. Para encarar esos problemas, la Ciudad se ha planteado el desarrollo combinado de cinco líneas estratégicas de labor. 

Una consiste en transformar su organización, pasando del modelo tradicional de desarrollo por agregación de funciones a otro, muy innovador, que opera mediante la integración de procesos para la mejora continua de los servicios a los clientes y usuarios de la Ciudad. Y eso implica, también, fomentar una cultura organizacional y un modelo de gestión conscientemente vinculados a la visión de la Ciudad, y a la misión que debe cumplir para alcanzar esa visión.

Otra línea consiste evolucionar el modelo de negocios. La Ciudad, en efecto, debe generar los ingresos necesarios para financiar su gestión y su desarrollo. Esto demanda iniciativas que van desde potenciar el valor de sus activos hasta diversificar su oferta de servicios de apoyo a la gestión del conocimiento. Para esto, la Ciudad debe proporcionar sus clientes y usuarios un entorno adecuado, de una calidad correspondiente a la visión que la orienta. Garantizar esto constituye la tercera de las líneas estratégicas para el desarrollo de la Ciudad.

La cuarta línea estratégica se propone modelar la innovación. Aquí, el concepto general, abstracto, de I+D+i debe ser orientando hacia el desarrollo de las capacidades científicas, tecnológicas, empresariales y culturales de la Ciudad para la innovación social de alcance local y global – glocal, en breve -, enfatizando en particular la creación de oportunidades para el aporte de las mujeres y los jóvenes.

La quinta línea, por su parte, consiste en potenciar la incidencia de la Ciudad en el desarrollo de su entorno. Esto, en concreto, significa hacer de ella un referente de innovación para un tipo de cambio social que, como lo expresara un poema clásico de nuestra América, se sustente en la “fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud”, y en la sociedad a la que se debe.

Con todo, lo más importante no consiste en la actividad de una u otra de esas líneas, sino en el hecho de que cada una expresa un componente en particular de un mismo proceso general. O, dicho con mayor sencillez, que cada una depende de las demás para alcanzar el objetivo que comparten todas.

Como se ha dicho antes, la Ciudad no es una esfera en la que cada punto de la superficie está a igual distancia del centro, sino un poliedro que expresa distintos aspectos de una misma visión, que combina prosperidad con equidad, sostenibilidad y democracia. Y lo que vincula y da vida a ese todo es la solidaridad entre quienes integramos la Ciudad, dentro y mucho más allá de nuestro campus.

Ciudad del Saber, Panamá, 14 de febrero de 2020
Dr. Guillermo Castro, Asesor Ejecutivo de la Fundación Ciudad del Saber

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José Martí, “Prólogo” al poemario Ismaelillo, 1882. https://www.literatura.us/marti/ismael.html

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