
El saber de la Ciudad: La Ciudad en la transición
FundaciónUna cosa está clara. Si la humanidad quiere tener un futuro reconocible, no puede ser prolongando el pasado o el presente. Si tratamos de construir el tercer milenio sobre esta base, fracasaremos. El precio del fracaso, es decir, la alternativa al cambio de la sociedad es la oscuridad. Eric Hobsbawm La Edad de los Extremos [1] Ha venido creciendo el interés en lo que los medios de comunicación han venido a llamar “la nueva normalidad” en la que ingresará el mundo una vez superada la dura fase inicial de la lucha de los humanos contra la pandemia de COVID 19. Aun así, hay llamados a una reflexión prudente. El Dr. Hans Kluge, director de la oficina de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para Europa, ha advertido por ejemplo que “mientras no haya una vacuna ni un tratamiento efectivo, no habrá una vuelta a la normalidad”[2], al tiempo que los primeros ministros de Italia y Gran Bretaña han dicho a sus ciudadanos que “el mundo necesita adaptarse para vivir con el coronavirus y no pueden esperar para ser salvados por una vacuna”. [3] Aun así, esas advertencias, con toda su sobriedad, parecen cortas en su perspectiva histórica. La normalidad de que se trata, hoy, es la de una crisis económica con graves consecuencias sociales, detonada por la pandemia, pero no creada por ella. Esto nos ha hecho ingresar a una fase nueva y más compleja del proceso de globalización por el que viene atravesando el sistema mundial desde fines del siglo XX. El resultado ha sido que las viejas normas han quedado desarticuladas, pero las nuevas aún no están formadas, y el proceso de globalización ha ingresado a una fase especialmente volátil, incierta y compleja en su desarrollo. Esta fase nos plantea un riesgo, y una oportunidad. El riesgo consiste en que llegue a considerarse normal el recurso a medidas de control social como el confinamiento y el distanciamiento físico para garantizar la estabilidad económica. La oportunidad, por su parte, consiste en que las sociedades involucradas en este proceso contribuyan a la construcción de una normalidad realmente nueva, correspondiente a un desarrollo que sea sostenible por lo humano que llegue a ser. En esa perspectiva, por ejemplo, el teólogo ambientalista brasileño Leonardo Boff enfatiza la necesidad de transformar en conocimiento la experiencia adquirida en la crisis. Al respecto, dice, deberíamos haber aprendido que somos parte de la naturaleza y no sus señores y dueños, y que existe “una conexión umbilical entre el ser humano y la naturaleza”, pues venimos “del mismo polvo cósmico como todos los demás seres y somos el eslabón consciente de la cadena de la vida.” [4] Para Boff, la pandemia revela la necesidad de un cambio, que se expresa en una pregunta directa y sencilla: “¿realmente queremos evitar que la naturaleza nos envíe virus aún más letales, que puedan diezmar incluso la especie humana?” Nuestra salvación como especie, agrega, “nos obligará a reinventarnos como humanidad y a remodelar de forma sostenible e inclusiva la única Casa Común que tenemos”. Y eso, dice, demanda que “abandonemos el viejo paradigma de la voluntad de poder y dominación sobre todo (el puño cerrado), hacia un paradigma de cuidado de todo lo que existe y vive (la mano extendida), y de la corresponsabilidad colectiva”. Esta reflexión tiene especial importancia para la Ciudad. No solo se trata de que lo que allí se plantea se corresponde de lleno con su visión de un futuro próspero, equitativo, sostenible y democrático. Se trata, además, de que esa correspondencia ilumina de un modo refulgente y claro el sentido más profundo de la misión de la Ciudad en su sociedad, y en el mundo. Una normalidad que llegue a ser nueva por su capacidad de expresar esos valores en la vida cotidiana no puede ser establecida por decreto, ni gestionada por vía administrativa. Ella debe ser construida a partir del trabajo de comunidades innovadoras en todos los sectores de la vida social, que vinculen a la ciencia, la empresa, la educación y la cultura en torno a una perspectiva humanista, para identificar y encarar los viejos y nuevos problemas de una manera que haga de la innovación un estímulo al cambio social. La única normalidad nueva será la que esas comunidades innovadoras estén en capacidad de crear. El giro en la historia que resulta de la pandemia confirma la razón de ser de la Ciudad y la hace más glocal que nunca, que es la manera de ser universal en nuestro tiempo. Eso, para la Ciudad, es lo realmente fundamental en esta transición. ————————————– 1. Editorial Crítica, Barcelona, 1995. Eric Hobsbawm (1917-2012) fue uno de los más importantes historiadores del siglo XX. 2. “El futuro de la pandemia depende de las acciones de la población: OMS”. AP, 15 mayo 2020. 3. https://www.jornada.com.mx/2020/05/18/politica/007n2pol 4. “Post-Covid 19: ¿qué cosmología y qué ética incorporar?” 2020-05-15. |
Dr. Guillermo Castro, Asesor Ejecutivo de la Fundación Ciudad del Saber