
El saber de la Ciudad: Entorno, y propósitos
FundaciónCon
la inserción del Canal interoceánico en su economía interna veinte años atrás,
Panamá ingresó de lleno en la economía global. La comprensión de los problemas
y las oportunidades que emergían de un cambio tan vasto y complejo no fue
sencilla ni ha culminado, aunque sin duda progresa y se amplía.
Vamos entendiendo, por ejemplo, que Panamá y la Ciudad no ofrecen servicios
para el mundo, como en la vieja economía internacional, sino en el mercado
global, definido por flujos de valor entre regiones económicas antes que entre
Estados nacionales. Y, como el resto de la humanidad, estamos inmersos en el
proceso de transición entre un mundo que fue y otro que llega, en el que es más
fácil saber de dónde se viene que a dónde se va.
Eso hace obligante que la Ciudad esté atenta a las contradicciones, los riesgos
y las oportunidades que van caracterizando a un entorno global y glocal
cambiante. Esto no es sencillo. Carecemos de una tradición cultural y académica
en esta materia – las relaciones con la República Popular China, por ejemplo,
han sorprendido al país sin un Centro de Estudios Asiáticos, que ya vendrá -, y
son múltiples las corrientes de opinión enfrentadas en esta transición.
En ese debate, la visión de la Ciudad encuentra valiosos puntos de contacto en
entidades como la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina
y el Caribe (CEPAL), en el campo de los organismos internacionales, y el Foro
Económico Mundial – que cumple 50 años este 2020 -, en el de las grandes
corporaciones transnacionales menos dependientes del mercado del petróleo y del
complejo militar – industrial. A partir de esas y otras fuentes, la Ciudad
puede y debe comprender mucho mejor el entorno operativo en que debe cumplir la
misión que se ha planteado para alcanzar su visión.
Este año, por ejemplo. el Foro Económico Mundial dedicará su Encuentro Anual –
a realizarse del 21 al 24 de enero en Davos, Suiza -, al análisis del papel de
las Partes Interesadas en la Creación de un Mundo Cohesionado y
Sostenible. Allí, tres mil participantes provenientes de todo el
planeta discutirán cómo hacer realidad un “capitalismo de asociados”; apoyar a
los gobiernos y las instituciones internacionales en el seguimiento del Acuerdo
de París sobre Cambio Climático y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y
propiciar el debate sobre la gestión de la tecnología y el comercio. [1]
El programa del Encuentro sintetiza tanto el contenido como la estructura de la
visión del entorno global que anima a sus promotores. Son seis los grandes
temas a tratar, y el orden en que son presentados es significativo en sí mismo.
Así,
el primero es el de la ecología, donde se abordará
cómo movilizar a las empresas para encarar los riesgos del cambio climático y
garantizar que las medidas para proteger la biodiversidad lleguen al suelo de
los bosques y el fondo de los océanos. Le sigue la economía,
que tratará sobre cómo eliminar la carga del endeudamiento a largo plazo y, al
propio tiempo, mantener funcionando las economías a un ritmo que permita una
mayor inclusión social.
En lo relativo atecnología será abordada la creación de un
consenso global para el despliegue de la Cuarta Revolución Industrial de una
manera que permita evitar una “guerra tecnológica” en la economía mundial. En
lo social, se discutirá cómo entrenar y reentrenar
para el trabajo con nuevas tecnologías a mil millones de personas de aquí a
2030.
Finalmente, en materia de geopolítica, lo principal será
cómo poner el “espíritu de Davos” al servicio de la creación de puentes para
evitar conflictos en las áreas de mayor tensión global, mediante reuniones
informales para impulsar la conciliación de las partes enfrentadas. Y en lo que
hace a la industria, se discutirá cómo
ayudar a las empresas a crear los modelos necesarios para llevar las
iniciativas de negocios a la Cuarta Revolución Industrial, en un mundo que
encara a un tiempo un cambio tecnológico exponencial y las crecientes
expectativas de todas las partes interesadas.
Esto nos dice varias cosas. Una, que la Ciudad opera en un entorno en el cual
fuerzas muy poderosas promueven temas cercanos a algunos de nuestros intereses
estratégicos, como la sostenibilidad del desarrollo humano y el ingreso a la
Cuarta Revolución Industrial. Otra, que esos temas son tratados de manera
agregada, y no integrada, como lo hace la Ciudad al vincular la innovación al
cambio social.
A eso cabría agregar que el planteamiento de esa agenda otorga especial
importancia al abordaje de la estabilidad geopolítica global, pero no aborda la
dimensión ambiental de la transición como un escenario de conflicto social y
político, sino de colaboración en el marco de acuerdos ya establecidos. Estos,
por su parte, son temas que la Ciudad aún no encara en toda su complejidad y
toda su riqueza, como sin duda deberá hacerlo en el futuro.
Nada de esto implica un juicio sobre ninguna de las partes. En todo proceso de
transición – más, si se trata de uno entre etapas distintas de la historia del
sistema mundial – se produce una multiplicidad de divergencias y convergencias.
Lo correcto en esa situación es recordar lo que nos guía: participar en la
construcción de una sociedad próspera, equitativa, sostenible y democrática,
mediante la formación de una comunidad innovadora que contribuya al cambio
social. De eso se trata cuando decimos que crecemos con el mundo, para ayudarlo
a crecer.
Ciudad del Saber, Panamá, 17 de enero de 2020
Dr. Guillermo Castro, Asesor Ejecutivo de la Fundación Ciudad del Saber