
El saber de la Ciudad: El saber, la Ciudad y el mañana
FundaciónEl saber aplicado a la innovación para el cambio social es el fin mayor que persigue la Ciudad. Y la ciudad misma – sus edificios, sus espacios públicos, los servicios que ofrece – constituye el medio al servicio de ese fin. Ninguno de los dos puede prescindir del otro.
Aquí, lo realmente decisivo es la interacción entre ambos elementos. Por eso, el riesgo mayor consiste en que cualquiera de los dos subordine al otro a su propia función. Sobre esa interacción se sostiene la misión de la Ciudad en cuanto a comunidad innovadora. Desde esa interacción trabajamos para hacer de nuestra visión una utopía posible.
Nuestra Estrategia 2018 – 2028 se propone optimizar esa interacción en múltiples planos, a partir del paso de una organización por agregación de funciones a otra que opera a través de la integración de procesos. Por esa vía, se busca optimizar la relación entre las funciones que cumplen el saber y su ciudad.
Esa relación se expresa en las cadenas de valor que genera la comunidad innovadora. Por eso es tan importante tener presente quela fortaleza de una cadena está determinada por su eslabón más débil, y los procesos de colaboración son, justamente, los eslabones fundamentales de nuestra labor.
Al enfocar las cosas así, resulta sencillo entender la importancia decisiva que tiene la manera de plantear los problemas que debemos encarar. Esto supone al menos cuatro tareas simultáneas, que operan de manera inconsciente o consciente (y esto último es mejor que lo primero).
Una tarea consiste en trabajar con otros en el proceso constante de convertir nuestra propia experiencia personal en conocimiento que pueda ser compartido por todos. Otra, en aplicar ese conocimiento a la identificación de dificultades presentes en dos planos al menos: el de la relación entre la ciudad y el saber en cada momento del desarrollo de ambas dimensiones de nuestra labor, y el de la expresión de esa relación, en ese momento, en los procesos de trabajo que generan nuestras cadenas de valor.
La tercera consiste en considerar el entorno glocal en que actuamos, pues en el moderno sistema mundial una comunidad innovadora tiende necesariamente a la universalidad. Y la otra consiste en definir, a partir de lo anterior, las premisas adecuadas para la construcción de soluciones correspondientes a nuestra visión, y a la manera de acercarnos a ella a través del cumplimiento de nuestra misión.
En el fondo, todo esto es muy sencillo. Para comprenderlo con claridad, lo importante es tener en cuenta que la solución de los problemas que surgen del desarrollo crea otros nuevos y más complejos en el conjunto de nuestra actividad.
Nuestra capacidad para promover y facilitar la innovación, por ejemplo, se expresa en lo que va de los logros (y los problemas) de la incubadora de empresas “Don Alberto Motta”, creada hace veinte años, a los del Centro de Innovación conque cuenta hoy la Ciudad. El día que esa historia sea investigada y escrita, habremos dado un paso gigantesco en la tarea de convertir la experiencia en conocimiento, para bien de la Ciudad, de su comunidad innovadora, y de su incidencia en una sociedad en la que aún predomina una cultura de la imitación.
Otro caso es el de las valiosas redes de relacionamiento con sus afiliados, con entidades afines en el país, y con otras en el exterior, generadas por la Ciudad en su desarrollo. Esas redes – interna, local y externa – nos permiten interactuar con otros en múltiples planos, y en una amplia diversidad de tareas. Actualizar y organizar esas redes, y fomentar la colaboración entre sus integrantes, potenciará sin duda nuestra capacidad para incidir en la transformación de nuestro entorno de una manera correspondiente a nuestra visión.
Nada define mejor la calidad de nuestro desarrollo que el tipo de problemas que genera. Esto solo puede parecer contradictorio a quien que no esté al tanto de nuestro logro mayor, que es el de la experiencia acumulada por la Ciudad.
Esa experiencia hace de la Ciudad un referente para todo aquel que aspire a ir desde la (ya) vieja ecuación de I+D+i hacia la nueva que nos hemos propuesto: I+D+i= CS, donde CS significa el cambio social necesario para hacer de nuestra visión una utopía posible. Allí está la clave del vínculo entre el saber, la ciudad, y el mañana.
Ciudad del Saber, Panamá, 24 de enero de 2020
Dr. Guillermo Castro, Asesor Ejecutivo de la Fundación Ciudad del Saber