
El saber de la Ciudad: El criterio de la Ciudad
Fundación“Pues, ¿criticar qué es, sino ejercer el criterio?”
José Martí [1]
Cada año, la Ciudad elabora un Plan Operativo Anual, lo expresa en un presupuesto, y se prepara para iniciar un nuevo ciclo de actividades. Dicho así, parece un proceso meramente administrativo, y sin duda lo es. Pero también es más.
La esencia de ese proceso, en efecto, consiste en asignar recursos escasos entre fines múltiples y excluyentes. Esa asignación sólo es viable si está guiada por prioridades, y en la definición de esas prioridades el proceso adquiere un carácter estratégico.
En ese carácter estratégico desempeña un papel de primer orden nuestra cultura organizacional. Aquí se pone a prueba, en efecto, lo que los colaboradores de la Ciudad hayan avanzado – y aprendido – en la tarea de transformar la organización, pasando de un modelo de desarrollo por agregación de funciones a otro basado en la integración de procesos de gestión.
Ese modo innovador de gestionar la Ciudad le permite plantearse líneas de acción tan complejas como las de proveer el entorno adecuado a nuestro carácter y nuestras actividades; modelar la innovación; evolucionar el modelo de negocios y, sobre esas bases, potenciar su incidencia glocal y global. Con todo, esto no basta para definir el sentido estratégico de las prioridades a partir de las cuales ordenamos el uso de nuestros recursos.
Para estar completo, ese sentido debe incorporar además otros tres elementos. El primero y más importante es la visión que define el propósito fundamental de nuestra actividad: contribuir a la creación de un futuro próspero, equitativo, sostenible y democrático.
El segundo consiste en la misión de crear una comunidad innovadora al interior de una sociedad con una vieja cultura de la imitación, para generar las capacidades de colaboración necesarios para poner los recursos de la cultura, la ciencia y la empresa al servicio del cambio social que nuestra visión demanda. El tercero, finalmente, está compuesto por las áreas de gestión del conocimiento correspondientes a los componentes de la visión en el marco de las complejas necesidades y problemas que encaran hoy el país y el mundo.
Estos elementos constituyen a un tiempo el marco de referencia de nuestra estrategia de desarrollo, y el principal referente para evaluar el desarrollo de nuestra estrategia. Como tal referente, ese marco nos facilita considerar la calidad de las actividades que hemos llevado a cabo con los recursos disponibles en el marco de la crisis detonada por la pandemia de COVID-19. Y, además, nos orienta en la tarea de identificar y analizar las tendencias que emergen en un entorno incierto y cambiante, para definir con el más alto grado de certidumbre posible las prioridades en la asignación de recursos de que podamos disponer para 2021.
Esa tarea de identificación y análisis de tendencias tiene la mayor importancia para la Ciudad, y presenta una singular complejidad. Nada indica, por ejemplo, que la pos-pandemia esté al alcance de la mano. Disponer de vacunas será de gran ayuda, pero no bastará para una solución rápida y permanente de los problemas sanitarios que enfrentamos.
A eso hay que agregar que aquello que llaman la nueva normalidad no surgirá por sí misma del fin de la emergencia sanitaria, económica y social que enfrentamos. Esa normalidad, por el contrario, solo será nueva en la medida en que exprese la voluntad de encarar y resolver los problemas que caracterizaron a la que generó la crisis.
En nuestra circunstancia – que es también la de la Humanidad entera – lo único realmente espontáneo que cabe esperar será la agudización de todos los problemas del presente. Eso hace especialmente importante la necesidad de definir nuestro rumbo dentro de la crisis, y trabajar con quienes lo compartan en superar esos problemas entre todos, para avanzar en el sentido que nos plantea nuestra visión.
Este panorama demanda un pensamiento realmente crítico, en el sentido en que lo entendía Martí. Eso requiere ejercer el criterio de cada uno, y el de la Ciudad toda, a partir de una clara comprensión de nuestra razón de ser.
A través de ese ejercicio del criterio, y a la luz de nuestro marco de referencia, podremos evaluar, ordenar y consolidar lo que hemos realizado y lo que hemos logrado de marzo a septiembre de este año. Pero, y sobre todo, podremos hacerlo de una manera que nos permita encarar con éxito los desafíos de contribuir a la construcción de una normalidad nueva en el 2021que espera por nosotros.
Ciudad del Saber, Panamá, 28 de agosto de 2020
Dr. Guillermo Castro, Asesor Ejecutivo de la Fundación Ciudad del Saber
[1] “’Estudios Críticos’ Por Rafael M. Merchan”. La Estrella de Panamá, 9 de junio de 1887. Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 1975. V: 116.