
El saber de la Ciudad: El camino al tiempo nuevo
FundaciónEn el planeta entero, lo que a primera vista pareció ser el fin de la gran pandemia global de COVID 19, se va revelando como la culminación de la primera fase de un proceso mucho más complejo. No solo se trata de la segunda ola de brotes de la enfermedad en múltiples países. Se trata sobre todo de la conciencia cada vez mayor sobre el vínculo entre la crisis sanitaria, la ambiental, y la que surge del agravamiento de los problemas económicos y sociales que ya venían incubándose en todas las sociedades del sistema mundial.
Esa conciencia se expresa en particular en torno a lo que se ha dado en llamar la nueva normalidad que surgiría a partir del paso de la pandemia por nuestras sociedades. En ese debate se confrontan dos posiciones fundamentales.
Una considera que lo nuevo en esa normalidad surgirá, de manera más o menos espontánea, de las consecuencias que llegue a tener la pandemia sobre la normalidad anterior. La otra entiende que lo nuevo será el producto de lo que cada sociedad haga para aprovechar las oportunidades que emergen de la crisis que estamos encarando.
Así, la primera tendencia llama a esperar por las novedades, para adaptarse a ellas lo mejor posible. La segunda, por su parte, propone avanzar en la creación de las capacidades necesarias para contribuir a encauzar los efectos de la crisis hacia la construcción de un mundo mejor.
Es natural que estas divergencias se presenten en circunstancias como las que estamos enfrentando. Por lo mismo, tiene la mayor importancia escoger el camino a seguir, y empezar a recorrerlo con la mayor antelación posible.
En nuestro caso, la pandemia y sus consecuencias inmediatas irrumpieron en la Ciudad cuando ésta se encontraba en una fase avanzada de un proceso de transformación encaminado a facilitar su inserción y su progreso en un entorno que ya era de por sí complejo, incierto y volátil. Así, una política de desarrollo que incluía entre sus principios el de “gobernar es prever”, permitió a la Ciudad disponer en aquel momento de un modelo de gestión que ya no se sustentaba tan en la división de funciones como en la integración de procesos, y de una cultura organizacional correspondiente a esa innovación.
Ese nuevo modelo de gestión se orientaba ya a partir de cinco objetivos estratégicos – modelar la innovación, potenciar la incidencia, proveer el entorno a adecuado, evolucionar el modelo de negocio y transformar la organización-, para encaminar a la Ciudad hacia la visión de un futuro próspero, inclusivo, sostenible y democrático. Para ese fin mayor, además, la Ciudad ya encaraba la misión de crear una comunidad que hiciera uso de los aportes de la empresa, la ciencia, la tecnología y la cultura desde una perspectiva humanista, que permitiera vincular entre sí la innovación y el cambio social.
Así, la Ciudad ya vivía tiempos de cambio cuando la pandemia desató el tiempo de cambios que vivimos hoy. Es en esta circunstancia que la Ciudad se prepara ahora para un cambio mayor en la elaboración de su Plan Operativo Anual para el año 2021, y la expresión presupuestaria del mismo, entre los meses de octubre y diciembre.
Lo innovador, ahora, consiste en que esta tarea de vital importancia no es concebida como una actividad a la que concurren distintas áreas funcionales, cada una con sus propias propuestas y necesidades. En esta fase nueva, la formulación del POA de la Ciudad constituye un proceso que vincula las experiencias de ayer y anteayer con las expectativas de mañana y pasado mañana, a partir de los lineamientos estratégicos que orientan la misión destinada a encaminar nuestra labor hacia la visión que nos guía. Y en estos tiempos, eso es tanto como decir que este POA deberá expresar los términos en que la Ciudad contribuirá a hacer de la nueva normalidad una normalidad nueva.
En este caminar, la primera tarea de todos los equipos de colaboradores de la Ciudad será participar en el debate necesario para lograr dos objetivos básicos. El primero consiste en comprender el alcance de cada línea estratégica, y el segundo, en entender cómo se relacionan esas líneas entre sí a la luz de la visión y la misión que nos vinculan a todos en nuestra labor.
Eso permitirá contar con la unidad de criterios necesaria para debatir y acordar las prioridades que orienten la asignación de recursos escasos entre fines múltiples y excluyentes o, si se quiere, la expresión del POA en el presupuesto que permita llevarlo a cabo. Por ese camino llegaremos a plantear lo que realmente importa: que, en verdad, en la Ciudad la postpandemia la creamos entre todos.
Ciudad del Saber, Panamá, 2 de octubre de 2020
Dr. Guillermo Castro, Asesor Ejecutivo de la Fundación Ciudad del Saber