
El saber de la Ciudad: El camino a la glocalización
FundaciónLa globalización se ha terminado, debemos pensar en términos de glocalización.
Jeremy Rifkin
El continuo – que no periódico – virtual español Público ha publicado una larga entrevista al sociólogo y ambientalista norteamericano Jeremy Rifkin, que atañe a la Ciudad en más de un sentido. Rifkin, en efecto, nos presenta un panorama de la crisis que encaramos en el cual la innovación para el cambio social emerge como una necesidad de primer orden, ya no solo para el desarrollo humano, sino para nuestra supervivencia como especie.
Ya nada volverá a ser lo que fue antes de la pandemia que, detonó a un tiempo todos los factores de crisis larvados en nuestra civilización – la inequidad, la degradación ambiental, el crecimiento económico a cuenta del despilfarro del capital natural de nuestro planeta, y el deterioro de la institucionalidad nacional e internacional creada después de la II Guerra Mundial. “Lo que toca ahora”, dice, “es construir las infraestructuras que nos permitan vivir de una manera distinta”, pues “estamos en una nueva era”, y si encaramos esta realidad “habrá más pandemias y desastres naturales”.
Al respecto, dice Rifkin, lo primero que debemos hacer “es tener una relación distinta con el planeta”, en la que cada comunidad “debe responsabilizarse de cómo establecer esa relación en su ámbito más cercano.” Para esto, la Humanidad cuenta con “nuevos medios de comunicación, energía, medios de transporte y logística.” Dentro de esos medios se incluye el hecho – asombroso en verdad – de que existan más de 4,000 millones de personas conectadas a Internet, en una red en la que “pronto tendremos a todos los seres humanos comunicados”.
Este logro tecnológico, añade, “reconfigurará la forma en que se gestiona toda la actividad en el siglo XXI”, y nos permitirá crear una nueva era basada en la glocalización de nuestras actividades, nuestras responsabilidades y nuestra vida en el planeta. En esta era, dice, las grandes compañías de hoy desaparecerán, aunque algunas de ellas continuarán trabajando en asociación “con pequeñas y medianas empresas con las que estarán conectadas por todo el mundo”. Esas nuevas grandes empresas “serán proveedoras de las redes y trabajarán juntas en lugar de competir entre ellas”.
Por último, advierte que estas transformaciones irán ocurriendo al calor de a una creciente “revuelta planetaria” intergeneracional, que propone “eliminar todos los límites y fronteras, los prejuicios, todo aquello que nos separa”, para poder vernos como una especie en peligro que debe además “preservar a las demás criaturas del planeta”. Esta conciencia de especie, concluye, es probablemente “la transformación más trascendente de la conciencia humana en la historia”.
Vistas las cosas desde nuestro propio ámbito, podemos sin duda coincidir con Rifkin. Al propio tiempo, tambien podemos y debemos, aportar a su visión lo que vamos aprendiendo de nuestra propia experiencia en ese proceso de glocalización, que está en curso a escala planetaria desde hace más tiempo de lo que imaginamos.
Recordemos que la globalización es un proceso de transición en el desarrollo del mercado mundial hacia una fase superior y más compleja, que se inicia a fines del siglo XX. Ese proceso no ha culminado aún, pero la glocalización ya es una estructura en curso de formación.
En ese proceso, la Ciudad tuvo una de sus condiciones críticas de éxito – quizás sin saberlo – en aprender a ser y ejercerse como una entidad glocal. Ese mérito es tanto mayor si recordamos que para comienzos del siglo XXI muchos entendían que la globalización era un resultado, no un proceso, y que los cambios que generaba eran transformaciones definitivas a las que había que sumarse.
Esa perspectiva glocal también ha estado presente en otras entidades como la Autoridad del Canal de Panamá y los Centros Regionales de Competitividad, por mencionar dos casos cercanos al de la Ciudad. Ellas también concurren a crear la infraestructura que sostiene y orienta a este proceso en el Istmo, para facilitar las transformaciones que el país demanda cuando aspira a un futuro próspero, equitativo, sostenible y democrático.
Estamos realmente en el mundo. Cambiamos con él, para ayudarlo a cambiar. Tal es el camino que nos lleva a lo que podemos llegar a ser mañana, haciendo desde la comunidad innovadora que estamos creando hoy.
Ciudad del Saber, Panamá, 1 de mayo de 2020
Dr. Guillermo Castro, Asesor Ejecutivo de la Fundación Ciudad del Saber